sábado, 7 de julio de 2012

Casi inevitable


Con un poco de casualidad y un poco de intuición, encontré una foto tuya en la web. Te vi y temblé, la imagen salio de la pantalla, se teletransportó a mi living y luego a mi cama. Cerré los ojos y tu olor estaba ahí… intacto. Tu voz sonaba como una melodía clara que me acariciaba, tus ojos me miraban fijos con esa calma aparente y ese deseo que no sabias contener. Abrí los ojos de repente y seguías ahí… pero en la pantalla, quieto. Pensé en no pensar y escribirte, decirte que  te deseo, contarte que quiero verte, sentirte, escucharte, pero por sobre todo que te deseo y vos muy bien sabes a que me refiero. Pero no, eso no va a pasar, por eso yo… escribo acá.
Hoy, primer viernes de julio del corriente año, puedo decir con certeza que me gustaría cerrar los ojos de nuevo y tenerte acá… delante mío, y que en el instante suceda el deseo sin pensar en absolutamente nada más.

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