martes, 6 de diciembre de 2011

Dr. Clandestino (parte IV)

Su pensamiento me llamo y yo me hice presente.

Estábamos los dos ahí sentados, frente a frente.

Me miraba tan perverso que destilaba placer, sus manos inquietas iban y venían.

Mi voz se empezó a transformar y mi mirada se posó en un solo lugar.

Con su boca ya en mi cuello y mi lengua en el borde de su oreja, la respiración ya era otra, empezábamos a flotar.

La piel se sonrojo del calor, el olor ya era uno.

Las palabras agitadas se oían mucho mejor y las sonrisas complices nos hacían ver como dos adolescentes.

Los besos buscaban algún lugar libre donde ir, algún camino por recorrer.

Las manos eran casi como la lupa de nuestras miradas, se dejaban sentir.

El placer extrasensorial era interminable, no queríamos despegarnos, disfrutábamos del ruido de nuestra piel.

La respiración se empezaba a entre cortar cada vez más seguido, hasta que se libera un grito de placer al unísono, y ambos nos desplomamos uno sobre el otro, y luego el silencio que siempre llega pero que se disfruta, ese silencio que no perturba.



Nota carnal: El doctorcito tiene ese “que se yo”… que NO tuvo ni tiene ningún otro, definitivamente.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Pánico

El ya paso su primer “prueba de fuego”, fue a la casa de mis viejos… ergo, los conoció.

Hoy me toca a mí, me invito al cumpleaños de uno de sus mejores amigos.

Entre en PÁNICO.

¿Qué onda? Tengo que poner cara de feliz cumpleaños todo el tiempo?

No se que se hace en esas situaciones.

Siempre fui un barrilete.

Barrilete: Dícese de la persona que NO le sale comprometerse amorosisticamente, que disfruta de su sexualidad libremente y que tiene “relaciones” paralelas, un poquito acá y otro poquito allá.

Bueno… a todo eso estoy acostumbrada hace años, y de repente así… aparece él, con su masculinidad y su simpleza, logra que me replantee muchísimas de mis actitudes.

Revolución.


Nota: Esto debería estar en http://mientrasyo.blogspot.com pero no tengo intención de que lea esta pequeña catarsis emocional.




martes, 5 de julio de 2011

Dr. Clandestino (Tercera parte)

No terminabamos de subir la escalera y sus manos ya estaban agarrando firmemente mi cintura.

Llegamos al piso y me estampo contra la primer pared que había cerca, lo deje recorrer con su boca todo mi cuello, mientras apretaba su pecho contra mi espalda.

Entramos, yo ni siquiera había desayunado y el todavía tenia cara de dormido, nos besamos, le ofrecí una taza de té que era lo que yo estaba por tomar y el me dijo con la cabeza que no, sonrió y me envolvió con sus brazos para llenarme de a poco con besos.

No era claro todavía quien estaba mas caliente de los dos, lo mismo daba… el fuego era uno.

Nos sentamos unos segundos, yo intente tomar un sorbo de mi té pero el de nuevo se acerco y me abrazo con todas las extensiones de su cuerpo, no había manera de escaparme de ese abrazo, tampoco quería escaparme, solo quería quedarme ahí, sobre su pecho, sostenida entre sus olores.

Los besos empezaron a ser cada vez mas fuertes, las manos ya casi no tocaban… mas bien comenzaban a apretar, la ropa empezaba a volar, esta vez el primero que quedo desnudo fue él, él era el objeto de deseo en ese momento. Me llevo suavemente hasta la cama, donde yo me quede parada y el se sentó para quedar cerca de mi pecho y poder llenar de besos cada centímetro de mi piel, nos oliamos, nos tocábamos, nos escuchábamos, nos sentíamos.

La mañana pasaba y yo me hundía en su cuerpo, mi pelo se soltó para enredarse entre sus dedos, sus suspiros eran casi gritos, su entrega era simple y pura. El éxtasis comenzaba a brotar, pero yo no quería terminar, ahí me quería quedar otra vez, entre sus brazos. Pero el éxtasis llego al ápice mientras de fondo sonaba Edith Piaf con su “La vie en Rose”, version Louis Amstrong. Luego, vino nuestro habitual minuto de silencio, en donde quedamos en el limbo un rato, solos con los vientos de Amstrong, antes de volver a la realidad. Quince minutos mas tarde nos despedimos en la puerta con un abrazo, y cada uno volvió a su rutina, como si el día recién empezara.

Tengo la certeza de que podemos ser amantes eternos, porque cada vez es como la primera.

lunes, 23 de mayo de 2011

Dr. Clandestino (Segunda Parte)

Quede flotando en el medio de un mar de algodones de todos los colores. Me hace sentir como liviana, como si realmente no importara nada de lo que hay fuera de esas cuatro paredes. Así me dejo, tiene esa facultad.

Y ese fetiche tan de él, tan mío… ese par de mentes sin limites y esa adrenalina es lo que nos lleva a sentir así, a que todo surja así.

Perdí la cuenta de las “visitas del doc”, ya son varios años, pero lo que no perdí en este caso es la memoria, la evolución constante de nuestra piel, de nuestra atracción pura y diría casi olfativa, como animales.

También tiene la capacidad de dejarme en éxtasis y sin palabras exactas para explicar todo lo que siento en este mismo instante, hace 15 minutos que se fue y ya tengo ganas de volverlo a ver.

sábado, 12 de febrero de 2011